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Tipos de sequía: meteorológica, hidrológica y agrícola

Conoce las diferencias entre la sequía meteorológica, la hidrológica y la agrícola

La sequía es un fenómeno climático que ha afectado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Últimamente se está hablando mucho sobre el tema debido a la grave sequía que está teniendo lugar en España en lo que va de año, por eso, queríamos diferenciar los tipos de sequía que hay y como se interrelacionan entre sí. En general, cuando se habla de sequía, se habla de una disminución significativa en la cantidad de agua disponible en una determinada región, lo que puede tener graves consecuencias para la sociedad, en la economía y el medio ambiente.

La sequía se puede clasificar en distintos tipos, según su origen y sus consecuencias. En este artículo vamos a analizar los tres tipos de sequía más importantes: la sequía meteorológica, la agrícola o hidroedáfica y la hidrológica, y cómo estos tipos de sequía pueden derivar en la sequía socioeconómica.

La sequía en España en 2023

La sequía meteorológica es la más conocida y la más fácil de medir.  Se produce cuando hay una disminución significativa en la cantidad de precipitaciones en una determinada región durante un período prolongado de tiempo. Este tipo de sequía puede ser causado por factores como el cambio climático, las variaciones en las corrientes de aire o la presencia de anticiclones en la zona.

En España, la sequía meteorológica ha sido un problema recurrente en los últimos años, especialmente en la zona del Mediterráneo y en el archipiélago canario. Pero concretamente en 2023, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, España ha experimentado una sequía meteorológica que ha afectado principalmente a la zona mediterránea del país. En concreto, la precipitación acumulada ha sido inferior al 50% de la media histórica en algunas regiones de Andalucía y Murcia.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en el año 2023 se espera que la sequía meteorológica afecte a más del 60% del territorio español. Este déficit de precipitaciones puede tener graves consecuencias para la naturaleza y la sociedad, como la pérdida de biodiversidad, la reducción de los recursos hídricos o la pérdida de producción agrícola.

La sequía agrícola o hidroedáfica se refiere a la falta de humedad en el suelo y en la vegetación. Este tipo de sequía se produce cuando la falta de precipitaciones hace que el suelo se seque y se pierda la humedad que necesita la vegetación para sobrevivir. La sequía hidroedáfica puede tener graves consecuencias para la agricultura, la ganadería y la forestación, ya que puede producir una disminución en los rendimientos de los cultivos, una reducción de la calidad del suelo y la pérdida de la biodiversidad.

Esta sequía se relaciona con la sequía meteorológica, ya que la falta de lluvia es la principal causa de la falta de humedad en el suelo.

En España, la sequía agrícola ha sido un problema recurrente en zonas como la cuenca del Ebro o la Comunidad Valenciana. En el año 2023 se espera que la sequía agrícola afecte a más del 30% del territorio español. Este déficit de agua en el suelo puede afectar negativamente a la producción de alimentos y a la economía local, ya que muchas zonas rurales dependen en gran medida de la agricultura.

La sequia hidrológica en España

Por último, la sequía hidrológica se produce cuando hay una disminución significativa en los caudales de los ríos, los lagos y los acuíferos. Esta situación se produce cuando la falta de lluvia impide que los caudales se renueven con la suficiente rapidez, lo que puede afectar gravemente al suministro de agua para consumo humano y para la agricultura. Este tipo de sequía puede ser causado por factores como la sobreexplotación de los acuíferos o la falta de inversiones en infraestructuras hidráulicas. La sequía hidrológica se mide a través de diversos indicadores, como el índice de sequía SPI o el caudal de los ríos.

La sequía hidrológica es un problema especialmente grave en las zonas áridas y semiáridas, donde el agua es un recurso escaso y vital. En España se considera que existe sequía hidrológica cuando el volumen de agua almacenada en los embalses y acuíferos es un 20% menor que la media histórica.

Es importante destacar que estos tres tipos de sequía no son independientes entre sí, sino que están estrechamente relacionados. Por ejemplo, una sequía meteorológica prolongada puede dar lugar a una sequía hidrológica si no se producen precipitaciones suficientes para reponer los caudales de los ríos y acuíferos. A su vez, una sequía hidrológica puede afectar a la sequía agrícola, ya que, si no hay suficiente agua disponible para el riego de los cultivos, estos pueden sufrir daños irreparables.

La sequía socioeconómica es la consecuencia más directa de la sequía y se refiere a los impactos que esta tiene sobre la sociedad y la economía. La sequía socioeconómica puede ser especialmente grave en zonas rurales, donde la agricultura es la principal actividad económica. En estas zonas, una sequía prolongada puede provocar la pérdida de cosechas y la muerte de animales, lo que a su vez puede afectar a la subsistencia de las familias y a la economía local.

En este sentido, es fundamental que los gobiernos y las organizaciones implementen medidas de prevención y gestión adecuadas para minimizar los efectos de la sequía. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es una de las instituciones españolas que trabaja en la gestión de la sequía, promoviendo el uso sostenible del agua y la protección de los recursos hídricos.

Entre las medidas que se pueden llevar a cabo y que el gobierno está tratando en el Plan de Gestión de Sequías, la digitalización y las estrategias de riego juegan un papel importante, ya que pueden ayudar a mejorar la eficiencia y la sostenibilidad del uso de los recursos hídricos y minimizar los impactos negativos de la sequía en la agricultura y otros sectores. Pero tal y como se ha mencionado, es importante que las autoridades, agricultores y otros actores relevantes trabajemos juntos para implementar estas medidas y promover una gestión responsable y sostenible del agua.

“La digitalización es clave para optimizar el riego y hacer un uso eficiente del agua”.